Un jocoso desliz en la Sudamericana…

En tierras de campeones y jugadas dignas de ciencia ficción, Nicolás Ramírez, el ‘Sherlock Holmes’ del arbitraje sudamericano, cometió un gazapo monumental digno de un capítulo de Los Simpsons. Mariana de Almeida, su compañera en el arte del banderazo, alzó la bandera como si estuviera saludando a la vecina desde el balcón, generando una confusión mundial. Al parecer, lo de “ojo de tigre” esta vez no funcionó para ellos y el VAR tuvo que venir al rescate con capa y todo.

Con los chilenos de Iquique ya festejando el gol como si se les hubiera aparecido el mismísimo Maradona en el área, y Cienciano con cara de no entender nada porque hasta sus mates se enfrían, Ramírez se dio cuenta de que la jugada había sido digna de un “blooper en cámara lenta”. Fue tan evidente el pase desde cerca que Arias, volante de Cienciano, casi le autografió la pelota a Ramírez para que abriera los ojos. Pero tranquilos, el VAR le mostró la jugada en alta definición, y al fin, el misterio fue revelado.

El juego acabó 2 a 2 gracias a una épica igualada de Garcés Acosta en el “enésimo” minuto de descuento. Cuentan las malas lenguas que Ramírez revisó el gol con tanto empeño que pasó más tiempo frente a la pantalla que viendo el partido. Y es que cuando el fútbol se convierte en un show de magia, hasta el tiempo extra es otro truco del ilusionista VAR.