Un amor imposible y la cláusula caprichosa…
Los muchachos de River salieron a jugar al mercado de pases como si fuera una final de Mundial, poniéndose la camiseta de comprador compulsivo, pero Racing les respondió con un “ni en tus sueños, campeón” que se escuchó hasta en la última fila del Monumental. Maxi Salas, el nuevo Messi de Avellaneda, viene con una cláusula de rescisión tan alta que con esos ocho millones de euros podrían comprar una isla en el Caribe y organizar un torneo de truco intergaláctico.
No te lo vas a creer, pero el pacto entre clubes de Argentina dice que no se compran futbolistas rompiendo cláusulas, sino con una negociación que bien parecería una partida de ajedrez en el parque. Pero Gallardo quiere a Salas más que Homero a una dona. La Academia se puso firme como un soldado de plomo, y el precio de Salas subió más que el dólar en tiempos convulsos. ¡River debería desembolsar 10 palos! Pareciera que para ver a Salas vestido de banda roja, necesitarán un milagro.
Lo más delirante de todo es la conexión emocional: Gustavo Costas y Maxi Salas parecen doblar el guion de una novela de telenovela de la tarde, y así no hay billetera que valga. Es como intentar separar a Batman de Robin. Pero bueno, vos y yo sabemos que al fútbol le encantan los cuentos con final abierto. ¡Y River no se dará por vencido tan fácilmente! ¿Será este el comienzo de una telenovela interminable? Quién sabe, pero mientras tanto, Salas y Martínez seguirán repartiendo alegrías en Racing como si no hubiera un mañana.