¡Entre cláusulas y ruegos, el Pincha va a la carga!…
¡Atención, atención, habitantes del planeta futbolero! El Pincha está más ansioso que un hincha sin señal de WiFi, todo para que Boselli, el zaguero uruguayo, pelé lo que podría ser su último baile ante Vélez en la Supercopa Internacional. Pero a lo largo del camino, el pobre Alayes pensó que convertiría en oro el agua del Riachuelo antes de obtener la bendición del ‘Rey Midas’ Gallardo. ¡La buena voluntad es más difícil de atrapar que una mariposa baboseando un domingo de carnaval!
Mientras tanto, en Núñez, Gallardo y la directiva de River se frotan las manos y plantean si ceder o no al mago de la defensa uruguaya, bajo la mirada intensa de un espíritu peronista que balanza entre altruismo y astucia. Todo sobre una alfombra de humo de las recientes riñas dirigenciales, más confusa que un pase enredado de un lateral en offside. ¡Ay! el fútbol y su magia inesperada, donde las cláusulas parecen túneles de terror en un Parque de Diversiones en quiebra.
En medio de este guiso de decisiones que hierve a fuego lento, el Pincha cruza los dedos, implora al cosmos y enciende velas como si fuera la Nochebuena de los fichajes, deseando que Boselli pueda bailar su tango final antes de volverse un jinete furibundo en el potro millonario. Así, entre contratos dobles y triples piruetas, el mismo Boselli aguarda la resolución con más ansiedad que un perro esperando su paseo, esperanzado de alcanzar ese campo de juego divino donde brilla el sol de la Supercopa.