De la Supercopa a la Superdebacla…

Ah, Talleres… ¡El equipo que pasó de ser Supercampeón a protagonista de una tragicomedia futbolística que ni el mejor escritor de telenovelas podría haber imaginado! Todo empezó cuando Benavídez metió el gol de penal que sembró el caos en la vida de Armani y el imperio de Gallardo. Allí, en ese preciso instante, Talleres parecía un tigre de las praderas -o al menos un gatito con rayas bien pintadas-. Pero, oh sorpresa, el rugido se transformó en un maullido triste y desafinado enseguida.

La salita de espera del Mundial de Desdicha abrió sus puertas cuando el formidable Cacique Medina decidió hacer las valijas y, al parecer, llevarse en su equipaje el único manual de victorias que tenía el club. Desde entonces, Talleres parece jugar al “baldosa challenge”: ni la tortuga más lenta podría perder tantas veces seguidas. Incluso Deportivo Armenio se disfrazó de Messi y les remontó un 3-0 para ganarles en penales. ¡Un escenario impeorable para el Matador, que últimamente anda más bravo que un caracol en carrera de Fórmula 1!

Pero aquí la historia sigue con el carismático Cholo Guiñazú llegando al rescate. ¿Podrá este sabio del fútbol desenredar el increíble nudo que Talleres tiene en forma de pelota? Con River en baja, se viene el encuentro del siglo, tal vez no de fútbol, pero seguro de resbalones cómicos. Talleres, que sueñan con su elevador de drama y glamour en el Monumental, busca arrebatar una victoria que podría darle ese toque de redención en un año que parece más un casting para “La Mala Suerte del Año”. Cardona se repone justo a tiempo, mientras otros como Rodríguez y Portillo cruzan los dedos para que la enfermería los libere de sus garras. ¡Vamos Talleres, a rugir como gato con motor nuevo!