La mete como si fueran caramelos en Halloween…
Parece que Francesco Pio Esposito tenía todos los planetas alineados, pero no porque sea astrónomo, sino porque fue la noche en que sus pies se convirtieron en varitas mágicas. El Inter le ganó 2-0 al River, y Pio anotó su primer gol con una precisión que la NASA querría tener para desplegar sus cohetes. ¡Menos mal que no le pidieron un autógrafo los extraterrestres, porque ya lo tiene reservado para el Salón de la Fama del fútbol! Mientras lo soñaba, ya debía haber visualizado las estrellas titilar de emoción.
Después del partido, Pio parecía más emocionado que el corazón de un tango enamorado. “Fue el día más emotivo de mi vida”, dijo. El delantero, que antes pateó en la Serie B con el Spezia, ahora como en un cuento de hadas repentino, brinca en el Inter como si hubiese encontrado junto a Aladino una lámpara que concede goles. Su compañero Lautaro hasta podría tener miedo de que el genio le robe el protagónico, pero ahí estaban, formando un dúo dinámico de goles y festejos como Batman y Robin en el área rival.
La proeza no pasó desapercibida para el entrenador Cristian Chivu, quien ya piensa en darle a Esposito el responsable de salvar gatitos de árboles y punteras de la derrota. Chivu, con lágrimas en los ojos que podrían llenar un balde, lo elogió como si el joven delantero hubiera plantado un árbol, escrito un libro y metido el gol de la victoria, todo al mismo tiempo. ¡Qué tal, señores! El Mundial de Clubes ya tiene un nuevo héroe intergaláctico en su galaxia futbolística.