El Burrito y la obra maestra de Franco…
En una tarde donde el Monumental olía a choripán y gloria, Franco Mastantuono, con apenas 17 primaveras, se transformó en el héroe del día para River. Su gol fue como si hubiera disparado una pelota-bomba con GPS incorporado directamente a la escuadra del arco rival, dejando a Marchesín buscando la pelota como quien busca las llaves del auto. No hay dudas, este chico de Núñez está destinado a que su nombre aparezca en todas las tapas de revistas, de aquí a Saturno.
El Burrito Ortega, mientras tenía el micrófono de Olé en la mano y una sonrisa de oreja a oreja, comparó al novel jugador con un Messi aspirante al Nobel del fútbol: “¿17 años y te clavas uno así en el Monumental? Eso es tan irreal como un póker de aces bajo la manga en truco”, bromeó. El sueño del pibe hecho realidad delante de sus ojos. Y por si fuera poco, la leyenda del fútbol, Sebastián Battaglia, también estaba presente como testigo del gol que hizo que hasta los muros de River bailaran una cumbia de felicidad.
En medio de celebraciones y contratos blindados con fortunas que podrían competir con el tesoro de un dragón medieval, River sostiene a su nueva joya. Con el Mago Gallardo puliendo sus talentos y Ortega soñando con más golazos, Mastantuono sigue su camino dejando una estela de magia y aplausos. Por ahora, Franco está como pez en el agua entre el amor de los hinchas y los suspiros enamoradizos de Europa, mientras River cruza los dedos para que su futuro brille con la intensidad de mil reflectores en la Superfinal del Mundo.