Mastantuono, el crack que cambió la raqueta por la pelota…

En una noche digna de película pochoclera, Franco Mastantuono decidió que el fútbol tendría otra joyita para adorar, dejándonos con la boca abierta tras un golazo ante Gimnasia que hizo que Messi llamara para preguntar si le estaba robando la fórmula secreta. Parece que el pibe también rompe récords de juventud con más velocidad que una moto en bajada. Con el viento a su favor, recordó sus andanzas en las canchas de tenis, donde alguna vez blandió la raqueta con más estilo que un samurái japonés, y llegó a tener a Guillermo Coria como sensei de las canchas de polvo de ladrillo.

Resulta que viajar por el país con un bolso más grande que una casa rodante y competir en torneos con la intensidad de un reality show le enseñó a nuestro héroe a sacar chispas tanto en césped como en arcilla. Cosa curiosa: afirma que correr de una esquina a la otra en la cancha le ayudó a esquivar rivales en fútbol como quien evade gente en hora pico en el subte. Parece que, en su universo paralelo, el tenis fue apenas un stage de entrenamiento para su verdadera pasión: el fútbol.

Pese a que el tenis se camufló en menor medida en su vida, el fútbol estaba siempre ahí, como el inseparable hermano mayor que siempre le prestaba la pelota y lo entrenaba a escondidas. Mastantuono nunca le hizo falta elegir, porque tanto la raqueta como el balón estaban en los genes familiares. Cuando el destino (o River Plate, para ser más claros) le puso una prueba, saltó como ninja acrobático, sin pensar dos veces. Y el glorioso de River hoy aplaude sus peripecias. ¿Próximo capítulo? A Moreno le crece otro pibe estrella.