La divertida cacería de refuerzos del Muñeco…
Había una vez un Muñeco en Núñez, con las pulsaciones a mil por hora cual batidora descontrolada tras el doloroso desenlace en el Mundial de Clubes. No bien se apagaron las luces del estadio, el arquitecto futbolístico ya delineaba su obra maestra: rearmado, reoxigenación, y quizás un arquitecto de LEGO venga a darle una mano. Los relojes en River están más ajustados que el botón del pantalón de un asador, pues en breve arranca el Clausura y se viene la Libertadores, como el delivery de empanadas un viernes por la noche.
Maxi Salas, el goleador con nombre de banda tropical, tiene una pierna en Núñez y la otra en Racing. Se dice por ahí que Gallardo lo sedujo con promesas de una réplica dorada del Monumental y que Diego Milito perdió el papelito de la cláusula de rescisión entre la pizza de anoche. ¿Estará dispuesto River a soltar los euros por Salas o será un trueque digno de un culebrón mexicano? ¡Que las tribunas digan “olé” y la novela ¡R.I.V.E.R. Tierra de promesas! siga su curso con pasión redonda!
En la búsqueda del tesoro también entra Román Vega. River lo quiere tanto como Homero a su rosquilla, pero el Bicho tiene sus condiciones. Entre paritarias y ofertas rusas, cual novela de Dostoyevski, el zurdo decidirá si pisa el teatro Colón con la Banda Roja o si prefiere las catedrales de San Petersburgo. ¡Que arranque la telenovela de superclásicos con chilenos, uruguayos y brasileros en el casting! Y mientras tanto, Seba Driussi avanza al trote ligero hacia la Copa cual unicornio volador en la noche estrellada porteña.