El entrenamiento surrealista de River en Seattle…
Marcelo Gallardo, con su astucia de artista del balompié, decidió hacerle frente al jet lag con un plan que desafía las leyes de la física y la lógica. La banda de River, venida directamente de un vuelo que duró más que un domingo sin fútbol, aterrizó en Seattle y ya estaba lista para balancearse entre el sueño y el esférico. Así que, en vez de entrenar en el gimnasio del hotel donde tanto les gusta tomar lecturas de física cuántica, ¡los mandó directo al campo de batalla verdoso, a una galaxia no muy lejana llamada Renton!
Allí, en el centro estratégico de entrenamiento, que más que complejo deportivo parece una estación espacial con cuatro canchas y todas las comodidades para pasar unas vacaciones, el plantel se movió como robots ajustando tuercas. Y claro, el colombiano Kevin Castaño se tomó un recreo especial después de volver de jugar el ajedrez con la selección cafetera. Mientras tanto, Santiago Simón y Agustín Ruberto se dedicaban a sus coreografías de baile con paso limitado por lesiones, lo que añade un toque de drama al melodrama gallardiano.
Gallardo, cual director de orquesta que domina tanto el piano como los pelotazos, organizó una charla antes de poner a girar el balón como si fuera una peonza gigante. Los jugadores experimentaron la metamorfosis de rinocerontes cansados a gacelas listas para el safari de la cancha. Y así, empezaron la cuenta regresiva hacia el choque intergaláctico contra los Urawa Red Diamonds. Este viernes, la música subirá de tono y los entrenamientos se alzarán como una ópera futbolera llena de pasión, ritmo y talón corto.