El regreso del Mago Gallardo: entre copas y varitas…
Marcelo Gallardo regresó a River Plate para vivir su secuela personal de “El mago de Oz”, pero en lugar de un camino de baldosas amarillas, encontró un sendero de trofeos brillantes. En su debut 2.0, cual superhéroe del fútbol, el Muñeco se enfrentó al desafío más grande: ¡competir contra él mismo y su propia estatua de varios metros de altura! Imaginate ir a trabajar todos los días y tener que saludar a tu propio monumento, es como si Batman se encontrara con una Bati-señal gigante al llegar a la Bati-cueva.
Al inicio de esta temporada, el Muñeco prometió ser menos un bombero apaga-fuegos y más un mago con una varita hecha de millones y millones de dólares. Sin embargo, como siempre pasa en el fútbol, no todo salió al primer intento. Este circo de la pelota tuvo sus altos y bajos: algunos jugadores brillaron como supernovas fugaces, mientras que otros se apagaron más rápido que un sandwich en un vestuario después de un partido: solo quedaron las migas. Todo mientras una multitud de gallinas (los hinchas, no los jugadores) veían las maravillas del “Muñe” desde las gradas.
¿Qué nos espera en el futuro? ¡El Muñeco prometió seguir tirando magia! Con una pizca de ingeniería cuántica y un poco de alquimia futbolera, busca rejuvenecer al plantel con refuerzos que parecen salidos de un cuento de hadas. Bajo sus órdenes, los experimentos con canteranos están a la orden del día, buscando ese guiso perfecto que devuelva la gloria al Monumental. A lo lejos, los superclásicos son su evento especial en el calendario, donde promete seguir dando sorpresas más grandes que la vara con la que se mide… ¡que irónicamente es la suya!