El Muñeco y el milagroso regreso del chileno volador…

En el país donde el fútbol es religión y las buenas noticias llegan como goles del Pulga Rodríguez, Marcelo Gallardo está más contento que perro con dos colas. El Muñeco, al que ya le habíamos visto una sonrisa después de vencer a Boca, ahora tiene motivos de sobra para andar a saltitos de canguro: el domingo podrá hacer gala del regreso a la cancha de Paulo Díaz, esa pieza clave que, como un verdadero ninja de los Andes, estará lista para enfrentar a Vélez luego de dejar atrás un isquiotibial más rebelde que una mula en vacaciones.

El pobre Díaz venía de un freerunning casi olímpico tratando de atrapar al velocista Depietri, pero las cosas no salieron tan bien. 17 días le tomó resucitar como el ave fénix y ahora, con el alta probablemente asomando entre este jueves o viernes, estará listo para acompañar a Pezzella. Sin embargo, este domingo no será un simple retorno; se planea que Paulo vuelva con tanto ritmo que, si se descuida, hasta le da las instrucciones al árbitro con pasos de samba en pleno juego.

Y si de regresos se trata, Montiel aún sigue en el banco cual esqueleto de museo con hielo en el isquiotibial, pero ¡ah! el drama no termina ahí. Lo bueno es que Cachete, nuestro lateral polifacético y campeón del mundo, según dicen por ahí, aún puede perderse el domingo pero tal vez vuelva a hacerse ver en la Libertadores. Decisiones de alta tensión que para el Muñeco son el pan de cada día, porque en cuestión de milagros futboleros, este Gallardo es más capo que cualquier mago oso.