Cuando el Muñeco quería un penal milagroso…

¡Atención, atención! En el mundo paralelo donde Oliver Atom y Benji Price dominan los campos de juego, Marcelo Gallardo tuvo un desliz típico de un capítulo épico. Imaginemos una escena digna de los Supercampeones: el Muñeco, cual director estratégico de una epopeya interminable, parecía estar convencido de que quedaba un penal salvador escondido entre las nubes del Monumental.

Después del remate de Schor que dejó a Armani sentado en el pasto, como si fuera el mismísimo Paty en un picnic, Platense se adelantó 4 a 2, y River quedaba sin chances de remontada heroica. Sin embargo, Gallardo, como un mago futbolero que consulta a su bola de cristal—o mejor dicho, a Matías Biscay—decidió que quizás había un tiro escondido bajo la alfombra, un último recurso que el árbitro había olvidado lanzar al campo.

La imagen capturada por ESPN es de antología: Gallardo pidiendo un penal más como si estuviera pidiendo un café con medialunas en la mañana. Pero, aunque el truco de magia no funcionó, le otorgó a Platense su boleto a las semifinales y un capítulo nuevo para las anécdotas eternas del fútbol. ¡Ale, ale, chocotá! A veces, en el fútbol, la esperanza se cobra en cuotas imaginarias.