River mete cuatro y el Muñeco filosofa…
Imaginate un partido en el que River jugó como si hubiera desayunado un plato de gallinas ponedoras y almorzado un guiso de goles. ¡Así se sintió la goleada 4-1 contra Vélez! Tras el partido, Gallardo quedó más feliz que perro con dos colas y salió a contarnos su tesis de la convicción futbolera. Según el Muñeco, todo fue tan bello en el primer tiempo que si hubiera sido un cuadro lo colgarían en el Louvre. Incluso sugirió que la lluvia quiso jugar también, pero no le salió muy bien.
Entre golazo y golazo, Driussi parecía tener la pelota pegada al pie con un imán, mientras que Nacho Fernández la pisaba como si fuera un DJ que no quiere que le rayen el vinilo. Gallardo, nuestro filósofo del balón, dijo que estos muchachos encontraron el zen de la cancha: convicción. Y en medio de su oda al esfuerzo, dejó claro que cuando uno tiene convicciones, los goles caen tan naturalmente como confites de piñata.
Pero no se quedó ahí. Con un ojo en el presente y otro en el futuro, ya está pensando en Guayaquil y cómo convertir la cancha de Barcelona en su personal sala de fiestas. Gallardo ya se preparó una mochila llena de convicciones, más grande que la bolsa de Mary Poppins, y espera que sigan sacando conejos de la galera cuando enfrenten al equipo ecuatoriano. Parece que el Muñeco tiene más truquitos guardados que un mago en un cumpleaños.