El Muñeco pierde la cabeza por Maxi…

Marcelo Gallardo quiere a Maxi Salas con el entusiasmo con el que un perro quiere su hueso favorito. Según el Muñeco, River está al nivel de un reality show de cocina: hay ingredientes, pero falta el chef estrella, y ese chef es Salas, capaz de cocinar pizzas mientras presiona como un ninja al rival. Sin la pizca de intensidad que solía tener con Mora, Borré y Julián, el equipo ha perdido el condimento secreto. Ahora, Gallardo está a nada de pedirle a Racing la receta, o sea, los derechos de Salas, a los estilo de una puja de MasterChef.

La intensidad de River parece haber mermado, como si el equipo se hubiera olvidado de agregarle sal a las papas fritas. Cuando le preguntaron a Gallardo por qué estaba dispuesto a pagar 8 millones de euros por un zurdito, dijo: “Lo necesito como a los alfajores de maicena después de un partido”. Al Muñe le urge que Salas llegue al Camp con más rapidez que una pizza bajando por un tobogán, antes del duelo con Platense el 13 de julio.

Con Mastantuono esguinzando ligamentos y Driussi haciendo piruetas al margen, Gallardo sospecha que el ataque de River ha perdido más goles que pelotas olvidadas en un asado. ¡Vamos, Salas! El Muñeco lo quiere ya, como si fuera el último choripán del kiosco. Y si sus números no mienten, River tendrá en él un comodín que juega y presiona como un ninja en un videojuego.