Un Superclásico con sabor a pimienta y adrenalina…

¡Atento país futbolero! Hace diez años se desató un picante escándalo en La Bombonera que ni en el mejor guion hollywoodense: el Superclásico Boca-River se fue directo al gabinete de química con episodios de gas pimienta. Sí, ¡leíste bien! Esa noche, más de uno terminó con los ojos como si hubiese picado cebolla sin ventilador.

Imaginá: mientras en el Monumental se estaba por reiniciar una fiesta de pelota, de repente, ¡zas! Las nubes de pimienta invadieron como si un coloso guisero hubiera decidido sazonar a los jugadores de River. Los muchachos se tambaleaban buscando aire fresco, ¡ni con matafuegos! Y entre tanto desconcierto, ¡casi un circo! Los presidentes se armaban un picnic filosófico en el piso y los jugadores pedían ver las estrellas desde el césped.

La saga continuó en los escritorios como si fuera una épica lucha entre superhéroes de cómics: ¿quién es el misterioso Panadero que preparó el cóctel picante del año? Adrián Napolitano, con estilo clandestino, se convirtió en la leyenda sin voz que prefirió seguir amasando pan en lugar de empanadas mediáticas. Así es, amigos, la cancha puede ser arena de gladiadores, pero el humor y la pimienta también tienen su espacio. ¡Que no se te nuble la vista por la emoción! ¿Te la ves venir de nuevo?