Un ejército de hinchas en la otra punta del mundo…
En Seattle, ciudad que suena más lejana que Montes de Oca en día de paro de trenes, aparecieron banderas de Hurlingham, San Justo y Villa de Mayo. ¿Quiénes las llevaban? ¡Nueve mil aventureros de River con flequillos voladores y bombos al hombro! ¡Hasta los locales pensaron que eran el nuevo show de Broadway! En el inmenso Lumen Field, donde caben legiones enteras de seguidores, se escuchó clarito como un gol con caño incluido: “¡Muñeeeeeco!”, con ovaciones para Mastan dignas de la filarmónica de Viena.
El mismísimo Marcelo Gallardo, el Muñeco, agradeció a los hinchas que viajaron en vuelos tan largos que casi viven una nueva vida en el avión. Como un Dominguero atrapado en la General Paz a hora pico, estos fanáticos demostraron su amor a River con movimientos semejantes a un baile de cumbia en un colectivo lleno. Señores de otras hinchadas, ¡esto es amor verdadero, sin escalas y con muchas paradas!
Ahora, River se prepara para enfrentar a Monterrey en Los Ángeles, con sus hinchas ya afinando las gargantas y preparando su próxima odisea de varios kilómetros. Porque, claro, para los de River no hay límites: ni del teorema de Pitágoras, ni de la atmósfera terrestre. ¡Qué se agarren los satélites, que ahí vienen los de River Plate!