El Riverplatense que levantó un trofeo invisible…

Mientras en Núñez Gallardo prepara más despertares que festejos, desde la lejanía, uno de sus pupilos, Kevin Castaño, estaba descoordinando el calendario de campeonatos. ¡Ganó la liga rusa desde el living! La frustración de River contrasta con los festejos rusos: desfile de osos bailando matrioshkas al ritmo del tango. Sentado en su sillón, con mate en mano, Castaño gritaba “¡da zdravstvuyut los campeones!” a puro español-ruski.

El Krasnodar, que pareciera haber tenido un pacto de vodka con el futuro, rompió la hegemonía de Zenit, como si un equipo recién salido del huevo Fabergé se plantara en la liga y dijera “también puedo ser campeón”. Kevin fue un titán del campo, bueno, por un rato. Sus estadísticas rivalizan con las series de ‘Máster del Fútbol’: 15 partidos, 4 mojarras en la red y tres pases perfectos. ¡Sólo le faltó jugar con Ushanka para ser el nuevo zar del césped!

El fichaje de Castaño por River fue más caro que un desfile de T-Rex en la Plaza Roja: €12.860.000 y cláusulas de rescisión que podrían comprar media Bolivia. Su cambio a Núñez llegó con el peaje del agente, que se llevó un billete casi igual de grande. ¡Quién sabe! Quizás su nueva hazaña en River sea levantar la Libertadores con una bufanda matrioska. El campeón del mando a distancia, ¡Kevin, casi ruso, Castaño!