Gallardo se pone la peluca de alegría…

¡Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡No, es Galoppo saliendo del consultorio con el alta médica en el bolsillo! La felicidad que siente el Muñeco Gallardo es tan grande que dicen, y no es broma, que volvió a crecerle un poco de cabello solo de la alegría. Este miércoles, mientras el sol Buenos Aires apenas despertaba, el hombre que suma paseitos de 458 minutos en River volvió para ser el mesías de un mediocampo que caminaba como pingüino en deshielo.

Con bastón y galera al mejor estilo Chaplin, Galoppo se recuperó tras 34 días de inactividad. Su muslo izquierdo ya no musita quejas y hasta sonríe al mejor estilo Mona Lisa. Y así, con un pie en el Bosque, y después el otro, ya se perfila para dar la nota en la previa del superclásico: ¡la vuelta a la cancha es inminente! Este refuerzo ex Banfield promete agitar el terreno más que un remolino en el Sahara, desbordando de ideas el pizarrón del Muñeco porque, al fin y al cabo, es tan funcional como un aderezo en una pizza completa.

Con Galoppo como abanderado del cambio de ritmo y pase quirúrgico, procesará la defensa como un chef estrella cortando cebollas finitas. Y ojo, que sin Maxi Meza, que cede el paso por su rodilla izquierdoca, el comando central tiene una nueva pieza clave. Nadie duda que el ex Banfield es el eterno suplente indispensable y, en un abrir y cerrar de ojos, será el arma secreta que iluminará el césped cual bombilla LED en el clásico de los parrilleros.