La novela de los transferibles sin destino…
Imaginen una cancha de fútbol llena de zombies: así están Lanzini y Kranevitter merodeando por el Monumental. ¡No los convocan ni para jugar al ping-pong en el club! Parecen fantasmas buscando un cuerpo donde habitar. Marcelo Gallardo ya les dio la palmadita en la espalda, o más bien en el trasero, y les pidió gentilmente que hagan las valijas. Sin embargo, las ofertas se esconden más que un delantero en fuera de juego. Los clubes argentinos tienen el bolsillo más ajustado que los pantalones de un arquero en su debut.
Mientras tanto, Lanzini mantiene un ojo en MLS y el otro en la liga japonesa, espero que no se le cruza de verdad porque nunca fue lo suyo jugar de arquero. En Estudiantes, un par de murciélagos con acento platense se le acercaron, pero Manu parece más interesado en un sabático tropical. No obstante, si el CSKA Moscú compra a Tiago Palacios a precio de oro molido, quizá el Pincha lo sume al fin. Pero por ahora, Lanzini está más indeciso que un referí en el VAR.
Por el lado de Kranevitter, un solo respirito desde Belgrano lo hizo soñar, pero al final el peaje de la ruta Códoba-Buenos Aires se lo impidió, parece. El equipo cordobés está tan tranquilo que ni en pleno verano se despeinan al subir al bondi. Eso sí, en River cruzan los dedos, las corbatas y hasta los botines rojos y blancos, esperando que alguna liga despistada del mundo fiche a estos jugadores, y el Monumental deje de parecer una especie de “Walking Dead versión futbolera”. ¡Viva el drama de los pases!