El Matador cede el trono del festejo a Maxi…
En una extraña mezcla de eventos celestiales y coincidencias cósmicas, Marcelo Salas, el original Matador, casi se atraganta con un choripán al enterarse que su tocayo argentino, Maxi Salas, decidió rendirle homenaje. Mientras los astros alineaban a la U de Chile y Temuco para ganar sus partidos, fue como si un rayo losersal les pegara para encender la Salas-señal hasta Núñez y hacer revolver de emoción tanto a Marcelo como a todo fanático con la suficiente emoción para piantarle un lagrimón de Andes a Andes.
Maxi Salas no solo decidió usar la camiseta #7, pasando a formar parte del selecto club de Zurdos Ilustres que riñen con la gravedad en el Monumental, sino también replicó aquel festejo popularizado por el Matador. La escena fue digna de una telenovela, con Maxi rodilla en césped cual declaración de amor futbolero al cielo, mientras el eco de los festejos cruzaba la cordillera más rápido que cualquier Wi-Fi sudamericano. A Marcelo, el Matador, le temblaron los bigotes de emoción y no dudó en ceder muy contento el copyright del festejo.
Como capítulos homéricos, Marcelo Salas y el destino parecen haber tejido una historia de coincidencias insólitas. Maxi Salas no solo comparte apellido, número de camiseta y pie izquierdo diestro, sino que también parece traer consigo el potencial de un tango futbolístico que promete llevar a River por caminos de laureles olvidados. Con un poco de suerte y un mucho de fútbol, este nuevo episodio del Matador podría dejar al Monumental en un estado de algarabía cancha tras cancha. Tal como dicen los fanas: ‘si un Salas celebra, que celebremos todos’.