River conquista Seattle con su hinchada galáctica…
En una epopeya transoceánica digna de una película de ciencia ficción, la armada millonaria de River Plate cruzó los mares celestiales y aterrizó en Los Ángeles desde el Monumental, haciendo prior el GPS de Galileo por los 9.832 kilómetros. Fue tal el frenesí en el Rose Bowl que hasta el sol se arrodilló ante tanta pasión. ¡Imagínate! 40.000 hinchas vestidos de rojo y blanco hicieron de Venice Beach su playa privada, creando un torbellino de empanadas y mate digna de un reality show argentino.
Los habitantes de Seattle están preparándose como si una invasión extraterrestre estuviera a punto de aterrizar. Se rumorea que varios locales ya están comprando dióxido de carbono a toneladas para poder respirar con tanta emoción en el Lumen Field. ¡Y cómo no! Si hasta los alces canadienses están desbocados y quieren cruzar la frontera para ver al subcampeón de la Champions y esa horda colorida que amenaza con llenar el estadio hasta los topes.
Mientras tanto, Marcelo Gallardo orquesta su equipo cual director de jazz improvisando con sus futbolistas, evaluando transformarse de un gato con botas colombiano a una serpiente brasileña con sus esquemas 3-5-2 y 4-2-2-2. Las alineaciones cambian, pero los corazones de 72.000 aficionados en Seattle laten al ritmo de una murga porteña, en espera del duelo que los llevará a las estrellas. ¡Que tiemblen los marcianos, que a esta marea roja y blanca nadie la para!