El destino futbolístico del pibe en Seattle…

¡Atención, señores y señoras del mundo del balompié! El destino parece haber elegido a Mastantuono para un nuevo capítulo en su culebrón futbolístico. En un abrir y cerrar de ojos, nuestro joven héroe está a punto de hacer un pase de magia que decidirá no solo su futuro, sino también el del club del millonario River Plate. En esta historia digna de un telenovelón, el destino de River en el Mundial de Clubes late al mismo ritmo que los latidos del corazón del joven azuleño de 17 años.

Imaginemos que Franco Mastantuono es una especie de Harry Potter futbolero. En el partido contra el Inter de Milán, que parece ser la “final del mundo”, el pibe tiene en sus pies una varita en formato de botín. Si su pierna izquierda se enciende como una cafetera a fin de mes, el pase mágico hacia los octavos de final caerá de vuelta en sus manos. En un duelo contra gigantes del calcio como el Inter, los fanáticos de River estarán esperando la jugada definitiva, como si todo fuera parte de un videojuego donde el último boss es Cristian Chivu con su equipo de superhéroes.

El destino quiso que River Plate fuera un protagonista en este teatro llamado fútbol junto a Franco, el niño prodigio que tiene al Real Madrid esperándolo como quien espera al Mesías en Navidad. Entre tanto “habemus Real”, “habemus River”, todos estamos a la espera de ese truco que solidifique su legado en la cancha. Los hinchas sueñan con verlo brillar como el sol en uno de esos días en los que es imposible encontrar una sombra en el Monumental. Y así, entre míticos relatos y exageraciones kilométricas, el mundo aguarda con palomitas en mano a que el telón se alce una vez más en Seattle. ¡Eso sí, con menos drama y más goles!