Madrid sigue de cerca al futuro galáctico…

En un duelo más esperado que el episodio final de una novela turca, Franco Mastantuono se vistió de héroe con la camiseta número 30 de River, dejando boquiabiertos a los hinchas que llenaron las dimensiones del universo futbolístico conocido. En su debut en el Mundial de Clubes con el equipo argentino, marcó un gol tan rápido que hasta el relator confundió el soplo del viento con el zumbido de las redes. Es que, al parecer, en España estaban más atentos a sus movimientos que a un sorteo de jamones ibéricos emblemáticos.

Marca, con su lupa y sombrero de detective, escribió más sobre el partido de Mastantuono que sobre el mismísimo invento del chupete eléctrico. Con entusiasmo afirman que, aunque el susodicho genio argentino empezó el encuentro más brillante que un faro en la noche, fue quedándose a batería baja. Sin embargo, algunos destellos frenéticos del artista del balón aún dejaron a la tribuna madrileña salivando.

Por otro costado, As, con la misma rapidez del trueno en una tormenta, dedicó un poema épico al arte de perseguir el balón como si fuera queso en una ratonera. Aseguraron que Mastantuono se siente tan cómodo en el campo como pez en agua con cloro. Sigue siendo un misterio si podrá moverse en el Real Madrid con la libertad de un rockero en un concierto, pero el espectáculo, sin duda, está a la vuelta de la esquina.