La poesía futbolera del pibe en la cancha…

¡Atención, damas y caballeros! Llegó desde el Paraná el ídolo de la zurda misteriosa, Franco Mastantuono, el pibe de River que hace poesía con la pelota. En un partido que parecía un guiso futbolero de primera mitad, nuestro joven héroe brilló cual luciérnaga en noche de verano. ¡Y qué luciérnaga! Se despachó con una danza de pases y gambetas que dejó a los jugadores del Monterrey con la mandíbula más caída que los pelos de un perro viejo en cambio de estación.

Pero, ¡oh, desgracia! El destino caprichoso tenía otros planes. Apareció Andrada, el arquero que andaba más iluminado que Papá Noel con luces LED. Le sacó al pobre Franco un zurdazo que hubiese sido más legendario que el gol de Maradona a los ingleses, pero ese balón se negó a entrar. “Nos faltó convertir”, confesó Mastanu desde el Río de la Plata con un tono de gurú del fútbol que no pudo rascar el póker de goles, pero jurando revancha ante los italianos.

Mastantuono remató la faena dedicándole palabras a la hinchada. “La gente nos trata mejor que a la abuela en las fiestas y el Mate cosido”, compartió el flamante crack, emocionado hasta el banderazo final. Amigos, prepárense, que en el Rose Bowl la poesía sigue viva y el pibe va a buscar esquivar piedras para cantar campeones en algún futuro cercano. ¡Qué le gustan las complicaciones a este River, pero qué mucho más nos gusta verlo ganar!