Franco Mastantuono sorprende con un regalito…
Imaginá a River Plate, más bajos en el marcador que una patada de nene recién levantado, frente a Independiente del Valle. Todo iba color de hormiga, hasta que la joya que dicen salió de un videojuego, Franco Mastantuono, decidió que los hinchas no podrían irse sin una historia para contar.
El héroe de la noche, tan fresco como un pepino en plena altura y tan popular como el yerbatero los domingos en el Parque Rivadavia, se acercó al pobre fan al borde del desmayo, que gritaba como si estuviera llamando a la mamá. Y ahí, con más movimientos que el baile del caño, le sacó una selfie y le regaló su camiseta, desatando lo que en el estadio se conoció oficialmente como el delirio del siglo XXI.
En el entretiempo los rivales casi les pintaban la cara, pero ¡zas! River le dijo al destino ‘de aquí no pasás’. Y ahí estaban, remontando como si tuvieran el soplador de hojas de San Pedro a su disposición. Porque, señoras y señores, si hay algo más incierto que el clima de primavera en Buenos Aires, es lo que pueda pasar con el Millo, que al final del día quedó en la cima del Grupo B como un superhéroe en ropa interior y capa. ¡Aplausos, por favor!