Gallardo, el payaso malabarista en Seattle…
Imaginate despertar en Seattle y ver que tu celular brilla como un arbolito de Navidad en pleno julio. Así sonó el despertador de Franco Mastantuono, el crack de 17 años, cuyo móvil no explotó de casualidad al enterarse que ya es el nuevo fichaje galáctico del Real Madrid. Y mientras mascullaba en su español sureño, se encontró con un mensaje de los merengues pidiéndole una selfie con su nueva campera: se convirtió en el post más brillante al otro lado del charco. En media hora ya era el héroe del pueblo con un hashtag que reza #WelcomeMastantuono.
Mientras volamos imaginariamente entre euros y tortillas, allá en las frías tierras de Seattle, Gallardo está esperando a que el pibe no despegue los pies del suelo tanto como su precio en el mercado. Porque ahora resulta que las piernas del muchacho valen un pastizal a lo Messi: mil millones de euros contra la inflación. Y eso que hace nada soñaba con probar un frezzer para sus resúmenes de matemática.
Pero a Gallardo no le dan ni respiro ni pulso, tratando de lucir zen entre un tapón de nostalgia y otro de explotadoras cifras. River preferiría aterrizar en el Mundial de Clubes con un Mastantuono que parta paredes antes que con una novela de verano. Así que el Muñeco dirige la orquesta, tratando de que todo suene a Beethoven mientras espera que los hinchas decidan si esto fue una sinfonía maestra o un flamenco desafinado. ¡Ay, el fútbol argentino!