El delantero huyó de la Academia y llega a la Banda…
El culebrón futbolero digno de ser adaptado en telenovela reciclada llegó a su fin cuando Maxi Salas, el delantero más deseado por Marcelo “la brújula” Gallardo, ejecutó su cláusula de rescisión. Cuentan las malas lenguas que el pago de €8M fue tan rápido que parecía un saque de arco mal hecho. Salas, ese correntino que corre más rápido que una mula con café en el lomo, ya pasó la revisión médica sin tener que correr en una cinta. O al menos eso dicen empleando radios de paquete de galletitas.
Desde que se concrete la firma que hasta el 2029 lo inmortalice en el Olimpo Riverplatense, Salas ya podrá participar en los asados del club, donde seguramente descubra que el Muñeco tiene más trucos bajo la manga que un mago encrispado en un casino. Y como si fuera poco, el correntino está más listo para debutar que un ñandú en pantalones cortos el próximo domingo contra Platense, un partido que promete más chispas que una fiesta de cumpleaños en Marte.
River decide si pone a Maxi Salas a jugar donde mejor se acomode, con su porte estilo Mencho, mientras Miguel “el cazador de oportunidades perdidas” Borja mira desde el banco como un turista confundido. Lo cierto es que Salas ya es parte del equipo titular para el domingo, ¡y el Monumental ya lame sus labios ansiosos ante la espera de este refuerzo estrella que promete más acción que una película de Indiana Jones en pantuflas!