Salas deja el cilindro como trueno y apunta a la Banda…
¡Momento señores! Resulta ser que Maxi Salas, el delantero estrella, decidió hacer un cameo en el entrenamiento de Racing, como quien se aparece en una fiesta sin invitación y sale con una sonrisa y un ‘nos vemos, fue un placer’. Cual superhéroe del fútbol, se escabulló de Avellaneda y dejó San Luis para una futura excursión con Racing. ¿La misión? Desembolsar 8 millones de razones para llegar a River, como una estrella de cine llega en limusina a Hollywood.
Y, como si fuera un capítulo épico de una telenovela futbolera, Salas es el galán que todos desean. River, con Marcelo ‘Director de fútbol’ Gallardo a la cabeza, lo ha cazado con la precisión de un arquero enojado. Mientras, en Racing, algunos hinchas ya lo bajan del altar –como si hubieran descubierto que Papá Noel es, en realidad, el tío Ramón disfrazado. El pobre presidentazo de Racing, Diego Milito, dice “¡Ni loco me siento a negociar, muchachos!”, como si estuviera jugando al truco con cartas marcadas.
En el entretiempo de esta saga, Salas ejecutará la cláusula que lo catapultará cual cohete a la órbita de River. Allí, le esperan mejores mates y un contrato tan tentador como un asado con chimichurri. Los hinchas de River ya afilan las vuvuzelas para darle la bienvenida. Prepárense que la camiseta millonaria está lista. ¡Maxi llega a la Banda, y el clon del mate ahora tiene sabor a Malbec! ¡Golazo y sombrerazo!