El delantero de River se lesiona en 18 min….
A los 18 minutos del clásico, Maxi Salas se desinfló como globo de cumpleaños olvidado y debió salir del campo ante la mirada incrédula de propios y extraños. Como un robot que se quedó sin pilas, el hombre aguantó cual condenado hasta que la rodilla izquierda, con más mañas que un jugador de truco viejo, dijo basta. Toda la hinchada de River sintió el golpe y el banco de suplentes pareció convertirse en una película de terror protagonizada por médicos y kinesiólogos.
Al retirarse del campo de juego, Salas se sentó en el banco con más hielo encima que un iglú y miraba su rodilla como quien mira a una pila de papeles para entregar al día siguiente. Todo River ahora tiene la esperanza puesta en el buen hacer del kinesiólogo Jorge Bombicino, que casi parece cirujano de extraterrestres con su paciencia y sabiduría. Así, mientras esperan el veredicto final con más nervios que un hincha en penales, los médicos tendrán que escanear la rodilla como si buscaran el último Pokémon legendario en ese partido de Libertadores.
La Copa Libertadores está a la vuelta de la esquina y una victoria sin su estrella podría ser más difícil que encontrar un Martillo de Thor en el garage de tu casa. Será cuestión de tiempo y cuidados, pero en River saben que perder a Salas es como hacer una sopa sin fideos. ¡Esperamos que los resultados de los estudios sean más tranquilos que domingo de siesta en el barrio! Entretanto, los hinchas cruzan los dedos y tocan madera en simultáneo. ¡A recuperarse, Maxi, antes de que todo el Monumental se quede sin uñas!