Clubes al borde del ataque de nervios…
El Torneo Clausura está a punto de empezar, pero el mercado de pases se parece más a una edición de ofertas de Black Friday en un shopping abarrotado de hinchas desesperados. A esta altura, los técnicos ni duermen, pegados al celular como si esperaran un mensaje de amor de su ex. Las verdaderas joyitas vienen con los regresos de Di María a Rosario Central y de Leandro Paredes a Boca, como esos héroes que vuelven al pueblo para el asado del domingo. Pero ojo, que Franco Mastantuono se despidió de River como el novio que deja a la novia plantada en el altar, directo hacia el glamour madridista.
Para aumentar la confusión, como si fuera una película de esas en las que no entendés el final, el cierre del mercado se aplazó hasta el 24 de julio. Ahora, en vez de resolver sus planteles con la desesperación de un adolescente antes de un examen, los clubes tienen dos semanas más para jugar al tetris con sus alineaciones. Imaginen al director técnico apilando jugadores como si fueran piezas de Lego en busca del equipo ideal, mientras el resto de la directiva los observa con cara de “no rompás nada, por favor”.
¿Y qué pasa si justo venden a la joya del equipo, ese que hasta el vendedor de panchos conoce? Tranquilos, los clubes pueden buscar reemplazo hasta fines de agosto. Esto es tan atípico que los directores técnicos cuentan cada venta como si fueran goles en el último segundo del segundo tiempo. Con tantos movimientos, la próxima temporada parece un gigantesco partido de ajedrez, con dirigentes y técnicos moviendo piezas para esquivar jaques dobles y tratar de gritar “jaque mate” al final. La pregunta es: ¿quién moverá la reina y formará un equipo digno de aplausos en la segunda vuelta de las ligas?