El Príncipe enojado cual Hulk futbolero…
En un capítulo digno de una telenovela futbolera, Diego Milito, presidente de Racing, andaba más enojado que árbitro cuando el VAR se queda sin batería. Desde San Luis, y con un ceño fruncido que se lo podía ver desde la luna, Milito se despotricó contra River. Parece que en la mismísima mesa de Estación Espacial de la AFA se había firmado un pacto que duró menos que el tiempo que Racing se quedó con Maxi Salas.
Mientras tanto, Gallardo, como si fuera el Sherlock Holmes de Núñez, está armando su caso del año: traer a Maxi Salas para que luzca la banda roja. Milito contaba con todo el contrato más atado que moño en regalo de cumpleaños, cuando de repente, ¡pum!, cae un llamado de Gallardo. Era como el Titanic chocando contra el iceberg, y Maxi Salas sintió el galope de una cláusula que lo llevaba derechito al Monumental.
Y mientras el Príncipe Milito llena la TV con sus desventuras, Salas está en un limbo casi tan misterioso como encontrar a Wally en un libro en blanco. River ya se frota las manos, pero desde Racing plantan bandera y se aferran al reglamento como gaviota a su comida: para todo hay un tiempo y podrían hacerle sudar a Maxi hasta lo último para sacarle algún jugoso jugo millonario.