Nacho Fernández y su retorno triunfal…

Atención, amigas morcillas del fútbol: Nacho ‘el ilustre Zenit’ Fernández vuelve a dar que hablar en el mundo riverplatense como si fuera un moflete de oro. El hombre que un día veías más tiempo en el banco que en la cancha la semana pasada, ya es otra vez el ‘Gandalf’ de la línea de cal. Pasó de ser un question en latín en la lista de Gallardo a una historia épica digna de ningún monumento. Con sólo 157 minutos pateando el césped y 11 partidos de coleccionista, parecía que buscaba una afición por el origami, pero no: metió el turbo y sumó minutos como quien acumula figuritas difíciles.

El Nacho interior se reencarnó y, cual sopa que queda más rica al otro día, tuvo un golazo a Barracas Central que sería el primer episodio de su serie favorito. “Cuando me toca, aprovecho los momentos como si fueran caramelos en Halloween”, susurró el mediocampista, destacando que afuera de la cancha uno se siente como sandwich de miga en macrobiótico. Mientras otros venían destiñéndose, él creía en el poder de la célula madre y en la magia de la paciencia estratégica.

Este ‘Yoda’ de letras plateadas demuestra que su precisión de 85% es más larga que lista de autoexcusas cuando uno llega tarde al entrenamiento. Lo vio hasta Obi-Wan en la galaxia River que con los Guapo ha nacido una nueva estrella. Y aunque el fútbol no es Star Wars, ver a Nacho en el campo es más importante que cualquiera de las siete maravillas del mundo. ¡Los años no le pesan! Son solo números en su vida, donde una calva con cielo despejado pinta mejor que un retrato de Rembrandt.