Cuando el capitán se hartó y tiró la regla al rincón…
Imaginá que estás en una fiesta y de repente te sacan la empanada de la mano. Así se sintió Nacho Vázquez cuando el árbitro le cobró en contra al Calamar ante River. Su enojo era tan grande que si fuera un dibujo animado, hasta el humo le saldría por las orejas como un tren de caricatura. Al final del partido, el árbitro Falcón Pérez quiso hacer el sorteo de penales, pero Nacho Vázquez ni lo miró. Esa mirada esquiva fue como si estuviera plantando cara al árbitro diciendo: “Hoy no, pibe, prefiero ver crecer la hierba que mirarte”.
Durante el sorteo, Nacho, con la elegancia de un divo de telenovela, agarró la fichita y decidió que su equipo patearía primero, sin una pizca de atención hacia Pérez. Era como si estuviera diciendo: “¿La moneda? No sé, de acá al lado de la caja fuerte de Platense”. Su actitud era como de un maestro de primaria que sabe que no tiene ni tiempo ni ganas para dramas innecesarios. ¡Qué genio, Nacho!
El partido terminó en una tanda de penales donde ese mismo Nacho le rompió el arco a Armani como si fuera una piñata en un cumpleaños. El gol fue celebración asegurada. Al final del día, los calamares no solo estuvieron en su salsa, sino que también hicieron sushi de todo el Monumental. Platense celebró como si les hubieran comunicado que todos los martes van a ser feriado de ahora en más. ¡El fútbol está loco, y nosotros lo amamos!