Del Monumental a los toros de España…
Érase una vez un joven goleador, Panichelli de Argentina, quien decidió cruzar el charco para conquistar tierras ibéricas como lo haría un nuevo Colón del fútbol. Este muchacho era una ginebrita que jugaba en la Reserva de River, pero cuando Gallardo dijo ‘chango vayase por unos mates’, Panichelli cogió su GPS y rumbeó para el Alavés. Una vuelta de rodilla más tarde, recaló en el Mirandés y, ¡boom!, se volvió un máquina goleadora de la Segunda División.
Con 20 golazos, 4 asistencias y algunos kilos de morcilla en 40 hazañas balompédicas, nuestro héroe Panichelli parece tener la botamultigol del Mirandés. ¿Su secreto? No sabremos si fue una poción mágica del DT, Lisci, o una dieta especial de jamón serrano, pero sus goles huelen a ascenso y a tapas de chorizo. Su teléfono no para: de River le dicen “¡vuelve Carlitos!”, mientras Europa entera lo acaricia en sus sueños.
Ante los playoffs, Panichelli respira tranquillo, mientras calienta motores para enfrentar a los Dragones de Racing de Santander. “Jugar es regalar goles”, dice él como quien cultiva tomates en su huerto. Y claro, sigue siendo un poeta del fútbol que aún recuerda a River con lágrimas de chimichurri en sus ojos y una misión: ¡llevar al Mirandés a Primera o morir en el intento!