Acuña y Dumfries reviven una rivalidad de otro planeta…
En una tarde de Seattle que parecía tranquila como un mate cocido, se concretó el Súper Clásico de las Piñas no Voladoras. Marcos “El Huevo” Acuña y Denzel “La Tormenta” Dumfries desenterraron el hacha de guerra que había sido escondida desde el mítico día en Doha. Dicen las malas lenguas que la tensión entre estos gladiadores del césped se forjó en un backstage de alta tensión en el Mundial de Qatar 2022, donde las tarjetas amarillas bailaban como confeti en un carnaval.
Fue en el terreno de Lusail donde comenzó el espectáculo de piernas voladoras, con más patadas y encontronazos que una competencia de breakdance. Dumfries, con la picardía de un lobo en una granja, se dedicó a provocar a los albicelestes mientras se jugaban la vida en los penales. Pero cuando pensábamos que el show había terminado, Acuña apareció entre los festejos como un superhéroe del Conurbano, dispuesto a impartir su especial justicia, con el estilo “Decime qué se siente” en versión internacional.
Rápidamente, en el más reciente capítulo de esta novela, el estadio de Seattle fue testigo de cómo Acuña emprendía otra misión alocada, buscando más que un autógrafo de Dumfries. Cristian Chivu y compañía se convirtieron en la última línea de defensa entre el huevo y la tortilla, evitando que el campo se convirtiera en una película de acción. Así, entre risas nerviosas y palmaditas conciliadoras, la comedia futbolera de la rivalidad viviente tuvo otro episodio para el recuerdo. Ojalá terminen firmando autógrafos juntos en el futuro, en lugar de cartones de amonestación. ¡Vamos, muchachos, que estamos para el show, no para el ring!