El PSG se baja del ring, mientras el Madrid ataca…
Franco Mastantuono, el jugador que hace que cazatalentos de clubes gigantes corran como locos por una camiseta firmada. Primero fue el PSG, que podía sentir su nombre cerca, como cuando está por caerse un piano y uno sólo puede mirar fijo. Luis Campos, el manager, ya había empacado su lupa y su portafolio lleno de promesas y euros, al grito de ¡Estrella a la vista!, dispuesto a conquistar a Franco antes de que siquiera se hiciera un poco adulto.
¡Pero atención! Aparece el Real Madrid, ese gigante con más curvas que una telenovela barata; mete la cola y revuelve la ensalada. Juli Calafat, el número tres en Madrid, desembarcó en Buenos Aires y con la elegancia de un torero con calzoncillos de lentejuelas, cambió la jugada. Resulta que Mastantuono es todo lo que tienen a mano y con ese peinado impecable, Madrid podría haberle ya preparado una camiseta.
El pobre PSG no pudo hacer otra cosa que abrirse de esta épica batalla, con una mirada nostálgica pero decidida. No desespera, porque ya apunta a otro sudamericano, aunque quizás esta vez prefiera que el argentino o brasileño no tenga cola: deja a Mastantuono en manos madrileñas y sigue adelante, en busca de otro talento que pueda ser pulido hasta el exceso, como diamante al sol del Parque de los Príncipes.