Gallardo habla mientras Rayados tiemblan…
Una vez más, el circo River arma sus carpas, pero esta vez en Los Ángeles, ¡la ciudad donde los angelitos usan camisetas de fútbol en vez de alitas! Y ahí va el Muñeco Gallardo, encargado de orquestar el espectáculo celestial (y futbolístico, claro). Busca clasificar octavos como si estuviera buscando tesoros escondidos en el desierto.
Pero ¡atención! ¡que no cunda el pánico! El Muñeco no está solo en esta película de superhéroes. Allí, en la otra esquina del ring, se alza el inmenso Franco Mastantuono, decidido a cerrar su capítulo en River con un broche de oro o al menos de bronce reluciente. Esto es casi como el regreso del Jedi, pero futbolero, y con mucho más escándalo que efectos especiales.
Hace 521 días, Mastantuono se enfrentó a los Rayados como un pibe inexperto en el Coton Bowl, y 531 días después, ¡zas! Está listo para cerrar el círculo como un prestidigitador que saca goles de la galera. ¡El fútbol, señoras y señores, es un carrusel de emociones donde los jugadores giran como calesitas en día de domingo!