Un banquete de fútbol en La Plata…
¡Atención, fanáticos del Millo! Si pensabas que habías visto todo, ¡esperá a escuchar esta oda al buen fútbol! River fue a La Plata y no dejó ni las migas del partido. En el rol de chef principal, nuestro querido “Huevito” Acuña se convirtió en el Gordon Ramsay del césped: cocinó un centro digno de ‘MasterChef’ que le puso una bandeja plateada a Driussi para que cumpliera con el ritual sagrado del gol. Aunque a veces sus terminaciones fueron tan precisas como doblar un mapa de carretera, no faltaron aplausos, ¡y vaya que los merecía!
El escenario fue el mismísimo campo de Gimnasia, donde los de Gallardo ofrecieron un recital de pases y gambetas que harían llorar de emoción a cualquier abuelo futbolero. Acuña, además de ser un maestro del tikitaka, se vistió de bombero más de una vez para apagar las llamas de un centro pasado que, de no ser por su cabezazo salvador, habría destrozado la trastienda de Armani. Contó con los superpoderes de la conexión mental con los volantes y Colidio, ¡parecía que estaban hablando por telepatía!
Y la estrella del show, el Messi de este cuento, no fue otro que Mastantuono, el hombre que tomó la orquesta de Gallardo y la hizo sonar mejor que la Filarmónica de Viena en un día de inspiración. Cada pase suyo fue como una notita musical que encajaba en una sinfonía perfecta. Y con energía de sobras, fue el motor que hizo vibrar a la multitud. No sabemos qué les dio de desayuno Gallardo a estos muchachos, pero por favor que lo incluya en el menú de cada partido. ¡Un espectáculo que hizo llorar hasta a la Mona Lisa!