La odisea de la tanda de penales perdidos…
Cuenta la leyenda que, mientras caían penales en el Monumental, el Bosque de Palermo veía pasar más de uno entre sus árboles. River, en su épica cruzada contra los arcos hechizados, ha fallado más penales que todos los mosquitos que picaron a Maradona en el ’86. Para colmo, el 48% de sus gritos de gol quedaban atrapados en un extraño triángulo de las Bermudas futbolero.
Todo empezó en un lejano 2019, cuando en tierras de Belo Horizonte, River selló un trato con el dios de los tiros desviados. Desde entonces, se rumorea que Gallardo, el director técnico con más tandas perdidas, ha estado buscando un remedio en cintas vhs de partidos pasados: “Si Gallardo no revive esta magia, lo mando a buscar pelotazos al Amazonas”, bromeó un hincha mientras compraba súperglue para los guantes de Armani, segundo en fallar más que una llave inglesa en un concurso de hula hula.
En superclásicos y copas, Platense, Patronato, y hasta Temperley han hecho fiesta con los errores de River. En Rosario, hasta un perro futbolista hubiera pateado mejor. Sin embargo, ninguno superó la performance de Castaño, cuyo remate dicen que sigue orbitando la Tierra en busca de un arco feliz. Lanzini repitió su hazaña y, entre tanta novela penalística, muchos sospechan que los botines de River tienen GPS defectuosos.