River Plate en la cuerda floja…

Los muchachos de River Plate salieron del Rose Bowl de Los Ángeles como si hubieran terminado un maratón de empanadas sin poder comerse ni una sola. Hablamos del empate 0 a 0 frente a Monterrey, el cual los dejó oliendo las esencias florales que ni el perfume de la abuela había logrado. “Andrada me achicó el arco como si lo hubiera guardado en un tupper”, confesó Borja, tras no poder concretar ni un gol para el bando millonario.

Mientras tanto, Kranevitter cruzaba los dedos como si quisiera trenzar un pulover, porque el duelo contra el Inter está más duro que un pan lactal de cinco días. Nacho Fernández ni pudo mirar a su tapita de yogur sin imaginarse el escudo del Inter, mientras arrastraba la bronca de no haberle ganado a Monterrey. Y Maxi Meza hacía cuentas más rápido que un crupier de casino, planeando la estrategia del Mundial de Clubes con precisión quirúrgica, pero con la desesperación de quien busca conexión Wi-Fi en medio del Sahara.

¡Ay, River, River! Con la calculadora de matemático loco, empates, goles, fair play y un murciélago vendado de entrenador, el Millonario busca entrar al top 16 del Mundial de Clubes. Si Monterrey estornuda, Japón se ilumina, y el Inter canta un tango, la historia dará más giros que la calesita de la plaza. Pero eso sí, si no ganan en Seattle, capaz que ni la cábala de usar la camiseta al revés los ayude. A poner toda la carne al asador, ¡pero que no terminen asados ellos mismos!