Un empate que dejó más preguntas que respuestas…
River empató 1-1 con Universitario de Perú en el Monumental, dejando a los hinchas más desconcertados que un perro persiguiendo su propia cola. Fue un partido donde el balón iba y venía como ese chiste malo que siempre cuenta el tío en las reuniones familiares. Aunque no se puede negar, ese empate fue tan deseado como encontrar un peluquero de elefantes en el Sábado Gigante.
Juanfer Quintero, con la frecuencia de un cometa halleyano, vuelve a sonar para River, y parece que él y Gallardo están tan juntitos en el mercado de fichajes como dos patos de goma flotando en la pileta. Es que cuando el destino quiere algo, ni el VAR lo puede detener. Y ahí van, pensando en refuerzos como si estuvieran haciendo una lista de supermercado para el Mundial de Clubes.
Mientras tanto, en el Monumental se respiraba más tensión que en la final de un torneo de jenga. River ya está afilando sus botines para la próxima aventura en Estados Unidos, donde esperan hacer ruido no sólo con los goles, sino también con alguna danza típica de Gallardo al borde del campo, que podría confundirse con pasos de cumbia o intentos de zapateo norteamericano.