La hinchada millonaria llegó para romperla en el Mundial de Clubes…
¡Qué Seattle ni qué ocho cuartos! Parece que la ciudad yankee se convirtió en una mini Buenos Aires, y todo gracias a los hinchas de River que no creen en distancias ni en vuelos de mil horas. El plantel de Gallardo salió del hotel y, ¡paf! Todo el mundo explotó como si liberaran pizzas gratis. ¡Un ‘Muñeco, Muñeco’ tan fuerte que los edificios temblaban más que gelatina en tren! Los cánticos se escuchan hasta en Japón, y eso que el Urawa Red Diamonds no sabe ni lo que se les viene.
Con el carisma de las estrellas de cine, Gallardo y sus chicos salieron cual Los Beatles en los 60, mientras los hinchas les pedían selfies como si fueran rockstars de pelo largo. Franco Mastantuono, la nueva joya de la corona, sonreía más que el Gato de Alicia mientras le decían que está siguiendo los pasos de Messi. ¡Cuidado, Real Madrid, que River te manda más estrellas que la NASA, eh!
Ah, pero no te creas que llegar a Seattle es fácil, no, no. Entre escalas y vuelos eternos, es como hacer un rally en triciclo. Pero los fieles de River no se pierden nada, y así llenarán el estadio internacional de pancartas y banderas, listas para ondear más fuerte que el Colón en noche de El Fantasma de la Ópera. La fiesta ya comenzó y todavía faltan dos días para el partido. ¡Agárrate, Seattle, que lo de River es una invasión alienígena de amor futbolero!