El partido cósmico de River contra el Inter…

Así es, la ardiente armada de River se despidió del Mundial de Clubes como un bizcocho en remojo. Los gladiadores del césped, liderados por el gran Gallardo, esta vez parecían estar más perdidos que turista sin GPS en medio del desierto del Sahara.

Matías Kranevitter arrancó el partido con ganas de convertirse en un superhéroe que intenta despeinar la montaña del Everest de un solo soplido. Arrancó a pura presión, sacudiendo a la defensa rival como un torbellino. Pero su energía se desvaneció tan rápido como un suspiro de abuela en la sobremesa. Al final, se pasó el partido relevando a los laterales como si fuera la brújula que perdió el norte.

Ni los memes de las redes sociales pudieron salvar a Matías de su destino en el tercer párrafo de esta historia de aventuras épicas sin final feliz. Quizás la falta de continuidad lo afectó más que un adolescente extrañando sus vacaciones. ¡Pero así es la vida de un jugador en un Mundialito! A veces se es pantera, a veces tortuga. ¡Hasta la próxima, River Plate!