Gallardo busca refuerzos mientras enfrenta a Instituto…
En el Monumental se cocinan las emociones a fuego lento. ¿Quién es ese que parecía una marioneta desquiciada inflada por un huracán futurista? ¡Maximiliano Salas, señores! Al pobre rival del último domingo lo hizo bailar al ritmo de una cumbia loca de pies raudos y presión constante. Cada vez que River sacaba del medio, Salas ya estaba explorando terrenos enemigos como quien descubre un tesoro perdido.
Así, entre ritmo de cumbia y tango picante, Gallardo aguarda por refuerzos esperados como Juanfer Quintero, Portillo, y Galarza Fonda, como quien espera el delivery un sábado a la noche. Pero ojo, para no rechinarle la paciencia, tiene listo su plan maestro para enfrentar a Instituto. Su estrategia combina soltar a Salas como un bólido sin frenos y esperar que sus nuevos jugadores brillen cual estrellas fugaces en el verde césped.
Mientras tanto, la hinchada ya se declara enamorada de las peripecias de Salas, un tipo que no solo corre como si quisiera ganarle al viento, sino que también deja su marca en ataque con más habilidad que un calamar danzante. De un pelotazo, Salas lo convierte en oro, y Gallardo le alza el pulgar como un emperador en su coliseo de fútbol. ¿Seguirán los refuerzos este teatro de virtud? Aguardamos ansiosos.