Un empate épico en el ring de Quito…
¡Ay, mamita querida! River Plate llegaba a Quito como si fuera un colibrí buscando polar acá, metido en una altura que parecía sacada del Monte Everest. Y en el primer tiempo, Independiente del Valle se transformó en un equipo de ninjas ecuatorianos, ¡pim, pam, pum! 0-2 que dolía más que una patada voladora del mismísimo Bruce Lee. Pero ojo, porque el segundo tiempo venía con revancha cual capítulo de telenovela dramática.
Giuliano Galoppo, el salvador inesperado, apareció como un remolino al minuto 23 del segundo tiempo. Aprovechó un rebote que soltó el arquero contrario después de un misil de Manu Lanzini. Exactamente seis minutos después, River se convirtió en un tornado futbolero. Sebastián Driussi, más rápido que una liebre con café, la metió de cabeza después del cohetazo de Nacho Fernández que reventó el travesaño. 2-2 y todos festejando como si hubiesen ganado la Copa del Mundo.
No solo empataron, sino que se fueron felices como perro con dos colas. River se llevó un puntazo de oro y, como si fuera poco, se mantuvo en la punta del grupo. Ahora enfocan sus superpoderes en el clásico contra Boca, con la moral más alta que las montañas de Quito. Así que, señoras y señores, el Millo sigue dando guerra y esperando bajar de la nube a los Xeneizes el próximo domingo. ¡Tremenda batalla futbolera!