Driussi, rey de la selva futbolera…

¡Agarrate Catalina! En una noche digna de un torneo de rugidos en la jungla amazónica, River Plate se anunció como el único líder de la selva libertadora al derrotar a Barcelona, no el de Messi, sino el de Ecuador, que esta vez se disfrazó de gatito. El equipo de Gallardo, como si fuera un domador de fieras, controló el partido como el verdadero rey de la selva: nada menos que “León XIV”, con Sebastián Driussi liderando la manada.

Mientras el humo blanco flotaba en Roma anunciando un nuevo Papa, en Guayaquil, el humo rojiblanco marcaba el triunfo de la banda. Con el fervor de un motín de monos alocados, River celebró el tatuaje de Driussi, más grande que el mural del Estadio Monumental, que no solo trae buen jolgorio, sino también une astutamente al Borja y Salas como si fueran una pandilla de felinos futboleros.

La hinchada millonaria miraba al cielo con los ojos tan brillantes como el oro de un trofeo, ya que este león pintado en la espalda de Driussi, ha demostrado ser una medicina ancestral para el alma futbolera. Ahora, Driussi y Gallardo deben cuidarse de no dormirse en los laureles, porque en el fútbol, hasta la tortuga más lenta puede adelantarse si el león cierra un ojo.