El Monumental de Lima: de fiesta a funeral…

Los de River Plate llegaron a Lima como turistas en busca de un ceviche, ¡y resulta que se llevaron los tres puntos en la maleta! Con un gol de Paulo Díaz, que parecía más preparado para hacer un truco de magia que para meter uno en el arco, River cortó la racha de los peruanos como quien detiene el tráfico con una pluma de pavo real. Mientras tanto, Marcelo Gallardo se fue silbando bajito, contento de que esta vez no tuvo que hacer de domador de leones para asegurar la victoria.

El periodista Jasson Curi Chang comparó el desempeño de algunos jugadores con un episodio de “Chespirito”. Costa parecía estar peleando a puño limpio con su propia sombra, mientras que Churín no le pasaba ni un mate a su compañero Flores, quien daba vueltas como perro buscando su cola. En el centro del campo, Concha y Carabalí jugaban un escondite que ni Houdini podría resolver, todo bajo la atenta mirada de un árbitro que, según los locales, cobraba hasta los suspiros.

El capitán Aldo Corzo declaró que el equipo respetó tanto a River que en cualquier momento les ofrecían mate y galletitas. Sin embargo, en el segundo tiempo decidieron jugar su propio partido, una opción que, aunque llegó tarde, al menos sirvió para levantar los aplausos de un público que disfrutó de una buena tragicomedia. Mientras tanto, en la prensa peruana, se cuestionaban si algún sobrino de Bruce Lee podría reforzar la ofensiva. ¡Por lo menos los hinchas tendrán una buena historia que compartir en el próximo asado!