Gallardo, el prestidigitador de lesiones…
En un giro digno de una novela de telenovela más que de un equipo de fútbol, Lucas Martínez Quarta quedó más doblado que una silla plegable tras un esguince en la rodilla. Parece que hasta el pasto del estadio se recalcó al verlo. Gallardo, el matahari del fútbol, está más ocupado que un bolichero en víspera de Carnaval, intentando encontrar un delantero que no trote con muletas.
Mientras tanto, en el rincón de los olvidados del River Camp, los jugadores esperan que se abran las puertas hacia la gloria, o al menos hacia el kiosco más cercano. Gallardo ya les tiró indirectas más claras que un vidrio recién limpiado, pero las negociaciones avanzan más lento que una tortuga paseando por el Riachuelo.
Por otro lado, Boca enfrenta una mala racha que los deja más secos que el Sahara. Tras el último resbalón ante Huracán, los fanáticos están más desesperados que pingüino en el Sahara esperando una victoria. Y por supuesto, Driussi sigue esperando el alta médica casi como si estuviera esperando la llegada del cometa Halley. En fin, un día cualquiera en el mundo del fútbol argentino, donde el drama nunca falta y los goles, a veces, sí.