¿El Millo se cruzará con los Avengers?…

River Plate está más feliz que un perro con dos colas después de haber dejado a Boca Juniors con el orgullo más doblado que una banana verde al vencerlo 2-1 en el superclásico. Y antes de volver al Ecuador más rápido que un caracol con jetpack, el equipo de Gallardo tiene un partido crucial contra Vélez. El Monumental será testigo y oráculo del destino de River, decidiendo si los amigos de Mendoza o los de Tigre les jugarán en octavos, o si el azar futbolero llama a Racing para un épico duelo, todo dependiendo de los resultados y de alineaciones planetarias dignas de una predicción de Horangel.

El River del 2025 navega los torneos nacionales con una precisión quirúrgica, o al menos eso intenta, mientras se encuentra hipnotizado por el canto de una posible final contra Boca. El Millo, al parecer, necesitará de un GPS emocional para saber si enfrenará a los leprosos de Newell’s o los monstruos de serie B en el Monumental. Si ese día llueve, será porque los dioses del fútbol están llorando de emoción o porque a Messi se le cayó una lágrima de nostalgia.

Si la matemática de los astros y los goles lo benefician, el equipo del Muñeco podría estar yendo a Santiago del Estero, donde los sueños de junio vuelan más alto que un barrilete cósmico. Los cruces en octavos, cuartos, semis y final prometen emociones de cartelera, tantas que Carlos Gardel, si viviera, se sacaría el sombrero al ritmo de las valses futboleros de los viejos tiempos.