River pelearía hasta con el Yeti por los octavos…
En la galaxia futbolera, donde River Plate es el planeta más grande, los gallardianos tenían su brújula puesta en terminar como reyes de la galaxia Libertadores. Sin embargo, el martes fue más complicado que jugar al fútbol con pelotas de playa en medio de un tornado. El empate 1-1 con Universitario dejó a la hinchada con más tensión que un arco sin flecha.
Los hinchas de River, con más nervios que un gato viendo una tormenta, esperaban este partido como si fuera la final del mundo (del universo según los más poéticos). Había prometido el Monumental lleno, voces afinadas y papelitos voladores, pero Universitario llegó y arruinó la fiesta como ese primo que nunca trae nada para el asado.
Ahora, el equipo de Gallardo está viendo cómo se acomoda entre los primeros sin salirse de la foto, cual personaje en una selfie multitudinaria. La tabla está tan apretada como pantalones de talle chico tras las fiestas y River sueña con enfrentarse a algún rival que no convierta el Monumental en un castillo de naipes. ¡Que el sorteo sea más bondadoso que una abuela en Navidad!